Ayer te quise con toda el ansia mía,
mi corazón te amo en su loca porfía,
mas, hoy comprendí, que de tu querer,
nunca seré dueño, hermosa mujer.
Ayer, por ti, mi vida la ofrendaba,
es que, ciego, cuenta no me daba,
que tu egoísmo limites no tenía,
que mi amor por ti de nada servía.
Hoy, el velo se corrió de mi frente,
decidiéndome a vivir este presente,
y recogiendo mis enormes tristezas
a sacar de mi corazón sus pobrezas.
Hoy decidí vivir lleno de esperanzas,
a la vida cantarle miles de alabanzas,
pensaré con optimismo en el futuro,
porque sobrevivir no me será duro.
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